El aprovechamiento de residuos orgánicos cobra una nueva dimensión con la utilización del carbonato cálcico de las cáscaras de huevo con fines energéticos.
El huevo sigue sumando aplicaciones de uso
En diversas civilizaciones, incluyendo la egipcia o la romana, el huevo se ha considerado un símbolo de fertilidad y perfección. Y hoy día, con algo de menos mística, es uno de nuestros alimentos fundamentales. Pero ahí no acaban sus aplicaciones. En esta ocasión, el elemento aprovechado es el carbonato cálcico, presente en grandes cantidades en su cáscara. Y su uso podría revolucionar las baterías tal como las conocemos. Los responsables son un grupo internacional de investigadores liderado por científicos del Helmholtz Institute Ulm de Alemania, un centro de investigación dedicado al desarrollo de nuevas baterías.

Residuos orgánicos como electrodo
En colaboración con investigadores australianos, los científicos alemanes han estudiado las propiedades electroquímicas de estas cáscaras que, en el mejor de los casos, suelen acabar en plantas de compostaje. En el marco de este proyecto tecnológico, se ha utilizado cáscaras de huevo y sus membranas molidas en un polvo fino. Este polvo se calentó a trescientos grados centígrados durante dos horas para obtener calcita. A continuación, emplearon el polvo a modo de electrodo en un ánodo de litio metálico, introducido a su vez en un electrolito no acuoso. Es decir, la solución que ejerce de conductor eléctrico. Las pruebas indican una alta eficiencia en la conservación energética que se traduce en un 92 % a lo largo de mil ciclos de carga y descarga. El siguiente paso será crear un capacitador litio-ion de bajo coste que incluya el material.
De acuerdo con los investigadores, aunque aún deben recorrer el camino hasta las aplicaciones comerciales, es la primera vez que se utilizan residuos orgánicos a modo de electrodo. Se trata de una nueva opción dentro de la nueva cultura de la economía circular de residuo cero para una sociedad más sostenible.
Diversos usos en diversos ámbitos
Pero los usos de esta humilde cobertura de origen animal no acaban ahí. Se calcula que solo en Europa se producen alrededor de un millón de toneladas de cáscaras de huevo al año, por lo que cualquier iniciativa de reciclaje y optimización de los recursos es bienvenida. En la actualidad, estas cáscaras se destinan a diversas finalidades. Entre las más llamativas se cuenta su uso como catalizador sólido en la producción de biodiésel, lo que minimiza el uso de productos contaminantes. También pueden servir como biomaterial para la creación de estructuras óseas para pacientes aquejados de osteoporosis. Fuente: imnovation-hub.com