El mercado de emisiones de CO2 está encareciendo la producción fósil de electricidad y las consecuencias son una nueva subida del precio de la electricidad, que cerró el mes de julio con un precio medio de 61,88 €/MWh. Según el análisis de mercado del Grupo ASE relativo al mes de julio, las subidas se fijaron en un 5,85% desde junio, detectándose un encarecimiento del 27,2% en relación al año anterior. El informe también desvela que, en ese mes, el precio se elevó un 24,7% por encima de la media de los últimos cinco años (49,62 €/MWh), estableciéndose como una de las causas más potentes de esa subida en las elevadas cotizaciones que están alcanzado los certificados de emisiones de CO2.
En julio la producción nuclear aumento notablemente, un 24% respecto a junio. Pero el crecimiento más importante lo registró el carbón (+54,5%), como consecuencia del retroceso en la producción hidráulica (-17%), junto a la subida de la demanda, un 9,4% más elevada que en junio, por las altas temperaturas.
En este contexto, no se perciben cambios en el comportamiento de la energía hidráulica en su coste de producción, aunque, como puede controlar su producción, sí aprovecha la subida de la curva de precio, provocada por el encarecimiento de las energías fósiles. Dado el alto precio al que se encuentran sus materias primas y el fuerte encarecimiento de las emisiones de CO2, en los últimos doce meses las fósiles han elevado su coste de producción y el precio al que ofrecen su electricidad. El gas se situó 10 €/MWh más caro que hace un año y el carbón todavía más, 12 €/MWh.
Ese es el margen que aprovecha la energía hidráulica, una vez han entrado la energía nuclear y la eólica, que ofrecen toda la que producen. La hidráulica ha reducido su aportación al mix (-17%), pero fija el precio (es la última en entrar) el 64,7%% de las horas.
Adicionalmente, la demanda eléctrica se redujo un 0,7% en relación al año anterior, aunque los efectos del calendario y las temperaturas han modificado ese porcentaje hasta dejarlo en un 0,4%.
La luz rompe el techo de los 60 euros
Con todo, las previsiones para lo que queda de 2018, dada la fortaleza que muestra el POOL y la tensión de un mercado de emisiones al alza, apuntan a un precio por encima de los 60 €/MWh, unos precios inusualmente caros para España y Europa porque la potencia instalada de energías alternativas (renovables) es insuficiente para competir con las fósiles (carbón y gas). España cuenta en 2018 prácticamente con el mismo parque de renovables que había en 2012.
Del estudio se desprende que «el acoplamiento será lento por falta de regulación, seguridad, burocracia, financiación, etc.», concluyendo que «durante este proceso de transición, que no sabemos cuánto puede durar, los consumidores, empresas y ciudadanos pagaremos un alto precio por la electricidad».