Andalucía, con un 38% de la energía generada en enero procedente de fuentes renovables, parece estar relegando de esa capacidad de producción al carbón, que apenas supone ya un 4% del total alcanzado en enero de 2020. La Agencia Andaluza de la Energía, entidad adscrita a la Consejería de Hacienda, Industria y Energía, constata esta realidad en la actualización de los datos estadísticos mensuales sobre el consumo de fuentes de energía y de producción horaria de electricidad durante el estado de alarma decretado en todo el territorio nacional por el Covid-19.
Hasta el pasado enero, las renovables habían originado ese 38% del total frente a una cobertura del 31% registrada en el mismo periodo del año anterior. Un incremento de la generación con fuentes limpias que ha provocado, junto con el elevado coste de los derechos de emisión de CO2, que la generación con carbón quede, por primera vez, fuera del mix energético de la región en determinados periodos del año. De hecho, durante el mes de enero de 2020, Andalucía ha registrado 128 horas seguidas, es decir, más de 5 días, en los cuales no se ha producido electricidad con carbón.
Despunte eléctrico renovable
Las energías renovables terminaron el año con 1.112 nuevos MW eléctricos renovables, del total de los 7.215,8 MW, lo que representa un incremento de la potencia eléctrica instalada del 18% en relación al año anterior.
Además, durante enero de este año se ha seguido producido un aumento de la generación eléctrica renovable con biomasa y energía solar fotovoltaica, en las que Andalucía ostenta ya el primer puesto a nivel nacional en potencia eléctrica instalada, que han generado un 39% y un 46%, respectivamente, más que en el mismo periodo del año anterior. Esos porcentajes se traducen, en términos de energía, en unos 38,5 GWh más con biomasa y 42,4 con solar fotovoltaica, con respecto al mismo periodo de 2019. Por el contrario, se confirma la caída del 90% de la producción procedente del conjunto de las centrales térmicas de carbón andaluzas, debido a la reducción de su actividad ante las dificultades para cumplir con las normativas europeas de emisiones.
La mayor producción con fuentes renovables, y su capacidad de estar libres de emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, así como el incremento del 367% del precio de los derechos de emisión de CO2 producido desde enero de 2017 hasta enero de 2020, ha conseguido desplazar al carbón en el mix eléctrico.
Esa paulatina relegación del carbón lleva pareja una importante reducción de las emisiones de CO2 procedentes del sector eléctrico. Así, en Andalucía se han disminuido un 38% en el periodo 2000-2018, pasando de emitir unas 750 toneladas de CO2 por unidad de electricidad producida a 465 toneladas. Los datos que se barajan a enero de 2020 es que este indicador se sitúe por debajo de las 300 toneladas de CO2 por gigavatio hora producido.